Como si tuviera alas en sus pies, Feliciana Bautista Hernández, “Doña Licha”, supera cada carrera, rompe sus propios récords y pone en alto el nombre de Oaxaca.
Así lo hizo una vez más la originaria de Putla Villa de Guerrero, de la Sierra Sur, en el Ultramaratón de 100 kilómetros que se realizó en Barranca La Sinforosa en Guachochi, Chihuahua en la categoría veteranos, en el que obtuvo el primer lugar.
La mujer de 54 años de edad, madre de familia y corredora de corazón desde hace 14 años, se ha convertido en ejemplo de superación y un orgullo para su natal Putla, en donde tras su participación entre el 7 y 9 de julio, fue recibida por sus vecinos en la terminal en la carretera Pérez Gazga, como señal de apoyo y admiración.
Tal es el respeto a su profesionalismo que la comunidad la considera como la mejor atleta que Putla ha tenido en varios años, pues ha logrado poner en el mapa del atletismo a su municipio a nivel nacional.
“Doña Lichita” superó este 2023 sus propias marcas, pues en el 2022 obtuvo en una competencia similar el tercer lugar.
INTENSA CARRERA
La competidora autodidacta comenzó su carrera profesional como corredora hace unos 14 años, luego de una vida llena de diversos retos que siempre le daban señales que su pasión era ser una atleta.
Con la mente clara de que la edad no importa, comenzó su preparación y por fin en 2009 dio el gran paso en su primera competencia, en la que obtuvo el segundo lugar tras correr seis kilómetros.
Desde ese entonces nada la detuvo, logrando con el paso del tiempo su reconocimiento en las diferentes carreras, como ocurrió en 2016 en su primer medio maratón de 21 kilómetros en Tlaxiaco, en el que ganó el primer lugar.
En 2018 tuvo importantes participaciones, como fue en el 22 Ultramaratón Cañones, en Guachochi, Chihuahua, de 100 kilómetros, colocándose entre las mejores cinco corredoras.
También ese año participó en el Ultramaratón de Puebla, de 50 kilómetros y otro más en Barranca del Cobre, Chihuahua de 80 kilómetros.
Es por eso que “Doña Licha”, madre de dos hijos, se ha convertido en un orgullo oaxaqueño.
